En la comunicación, el sentido del humor casi siempre garantiza la efectividad del mensaje, pues todo aquello que nos hace sonreír es registrado en la memoria como un momento grato y placentero. Y en estos tiempos de inmediatez y el inmenso poder de las redes sociales este recurso es tan valioso como delicado. En la publicidad, por ejemplo, el toque humorístico logra fijarse por más tiempo en el recuerdo del usuario o consumidor, resalta el anuncio e incide en las ventas. Pero, cuidado. Excederse o hacer uso inadecuado de este recurso puede representar todo lo contrario.
Así que el ingenio combinado con el buen gusto y el humor inteligente nos ofrecen muestras publicitarias tan interesantes como la reciente campaña de Motorola que “ ataca” a Samsung, y ésta a su vez, se la había “aplicado” antes al iPhone , conformando una secuela de historias con parodias directas para superar una a la otra resaltando las ventajas de los dispositivos sobre las debilidades de la anterior.
Desde luego, esta jocosa forma de atacar a la competencia de manera tan directa e incluso comparativa, es permitida en el mercado estadounidense. No así en España y muchos otros países, pero haría muy refrescante el momento de ver televisión o la interrupción en alguna trasmisión on line, si los anuncios llevasen ese toque de sinceridad y simpatía que el buen humor les imprime.
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