La verdad, como el sol tiene luz propia.  Y el momento histórico que hoy vive nuestro país, con todas y cada una de las situaciones que claman a gritos, grandes y urgentes soluciones,  nos ha mostrado la elocuente verdad del viejo proverbio que señala lo imposible que es tapar el sol con un dedo.   Y esto es sin duda alguna, lo que se pretende -infructuosamente, por supuesto-  al aplicar la censura para que determinados mensajes no sean transmitidos en los diversos medios de comunicación.

Podríamos adentrarnos en el ventajismo gubernamental o en el abuso del poder, pero es tan sistemático y consecutivo este accionar que el tema es ya redundante.   Se trata del mensaje, tergiversado, golpeado, maltratado, censurado.   Y en  el  caso de la censura, ésta se ha convertido en el más revelador mensaje:  nos muestra fielmente que quien pretende tapar el sol con un dedo, está realmente desesperado, fuera de sus cabales o le asisten funestas intenciones… Y la verdad, que como el sol, siempre sale, brillará resplandeciente para todos, pese al absurdo intento de evitar un llamado a la ciudadanía que ya no espera invitación sino que es la protagonista del histórico evento.  No hay dedo alguno que oculte el brillo de un nuevo amanecer.