El amor por la patria puede expresarse de muchas maneras. Para quienes tienen tiempo lejos de su país una forma de mantener vivo ese amor, son los sabores. Y eso justamente es lo que hace Irena Stein, en Baltimore, Maryland, donde reside desde hace algunos años.
En su restaurant Alma Cocina Latina Irena se ha dedicado, junto a su equipo de casi 20 personas, y bajo la dirección de reconocidos cocineros criollos, a reinterpretar los sabores de Venezuela ofreciéndolos en exquisitas y deliciosas formas. La receptividad es excelente, pues es difícil resistirse a la creatividad cuando ésta va acompañada de calidad y buen gusto. Las sillas siempre están llenas en su restaurant.
Brindar sabor venezolano tan lejos de casa, requiere de ingredientes esenciales. Y lo que pudiera haber sido imposible, lo logró ésta venezolana junto a su esposo y socio: la proeza de encontrar productores americanos que siembren para ellos mil kilos de Ají Dulce, cultiven maíz óptimo que garantiza cachapas de primera y les provean de tomates a imagen y semejanza de los de aquí.
En su reciente viaje a Venezuela, Irena hizo contactos para llevar chocolate a su cocina y a ceramistas merideños pidió hermosos platos con textura y colores donde sus suculentas comidas se luzcan e inspiren aún más
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