Mi admiración por la Sra. Stein, mi vecina de 92 años, es bien conocida por quienes me rodean. Así que exaltar su condición física y su particular estilo de pedirte una ayuda para superar una crisis con su correo o la impresora, sería repetir. Por eso me emociona relatar lo que sentí el sábado pasado cuando asistí al bautizo de su segundo libro “Semblanza de Aimé Bonpland”(el primero, «Una bromelia Loefling” lo terminó a sus 80 años). En este acto se juntaron dos gratos encuentros, pues mi ex profesora de la UCV, Miriam Colmenares, fue la encargada de dedicar emotivas palabras a Carmen Elena Núñez de Stein.
La profesora Colmenares destacó el ímpetu de Carmen Elena y su tenacidad en lo que se propone; mencionó a sus padres -es hija del escritor Enrique Bernardo Núñez- y el hogar de donde proviene; sus estudios, su carrera y su labor como profesora del Pedagógico de Caracas, así como su papel de madre y esposa, su pasión por la ecología, sus estadías fuera del país y ferviente pasión de investigar y escribir.
“Es una persona diferente que nos ofrece una visión diferente de las personas mayores”- dijo la profesora Colmenares. Las actividades intelectuales y físicas que a su edad, desarrolla Carmen Elena no se compaginan con la imagen que, como fenómeno social, como proceso, tiene la sociedad de las personas mayores».
La autora de “Una bromelia para Lofling” y de “Semblanza de Aimé Bonpland”, no puede asociarse a elementos negativos que culturalmente han caracterizado a tales personas. Carmen Elena rompe con esa imagen.
Una contundente y sentida reflexión que emocionó a todos los presentes y sin duda, expresa la admiración compartida hacia aquellas personas que deciden vivir y trabajar por lo que quieren, alejándose de lo preestablecido…¡Bravo por mi querida amiga vecina!
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