La imagen de Samsung, después del escándalo de las baterías nunca será igual.
De líder del mercado y contrincante feroz de Apple se ha visto en la obligación de recoger más de un millón modelos Galaxy Note, luego de los graves problemas que el equipo ha presentado con la batería. No ha quedado nada para la imaginación, porque son innumerables los videos y las fotografías que confirman la falla: el equipo comienza a desprender humo y la batería explota. Son registros contundentes del lujoso modelo Galaxy Note 7 envuelto en humo sin motivo aparente y explotando en la mano de los usuarios; o situaciones extremas como la del avión en Estados Unidos que debió ser desalojado por seguridad ante la explosión de un equipo Samsung abordo.
Igual como ha caído la acción de la empresa en la bolsa,12,% ,el prestigio de la marca se ha desplomado. Con graves consecuencias para la principal y más importante corporación de Corea del Sur.
Es que el afán por ser el primero del mercado y “pegar primero”, Samsung se apresuró a lanzar un equipo para hacerle sombra al iPhone ; todo indica, que no sometió el modelo a todas las pruebas de control de calidad requeridas para solventar cualquier falla. Un error que se ha convertido en la peor pesadilla para una marca en la cúspide de su gloria. Una pérdida incalculable en cuanto a la confianza y la fidelidad de sus usuarios.
La corporación Samsung ha asumido la situación: Al comienzo se pronunció y recomendó a sus clientes no cargar del todo el celular; luego aceptó la restitución y, finalmente, cuando los equipos sustituidos volvieron a presentar las mismas fallas, anunció el cese definitivo de la fabricación del modelo.
Se habla de aproximadamente 19 millones de terminales que la marca dejará de vender este año. Y se estima que la corporación probablemente sufra una reestructuración. Aunque lo realmente irreparable tiene que ver con intangibles esenciales para cualquier corporación: imagen, prestigio, credibilidad, confianza.
Un caso de estudio para tener en el radar…
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