Desde las aulas universitarias hasta la celebración del Día del Periodista, siempre se hace mención al ejercicio de la profesión más apasionante aunque menos lucrativa, que cumple cabalmente con la misión de informar, educar y entretener.

Aún con las nuevas variantes, nuevas promociones y las herramientas que ofrece la tecnología;  en esencia, sigue siendo el rol del comunicador, el elemento más activo, presto y especializado para trasmitir a todos los públicos todo lo que ocurre en el entorno, desde el más cercano hasta el mundo globalizado de hoy.

También abunda en la actualidad el papel “comunicador” de todo aquel que dispone de un dispositivo, acceso a internet y tiene presencia en la diversidad de redes sociales.  Esto ha permitido un gran auge de “informadores” aficionados vinculados o no a un medio de comunicación y a la inmediatez de la noticia.

Si bien ya no existen los llamados “tubazos” o “primicias “ de antes,  el periodismo, desde siempre cuenta con un numeroso grupo de escritores, críticos, comentaristas, que enriquecen el mundo de la noticia.  Quizá sólo les diferencia la formación académica, pero éste antídoto de la rutina que es el periodismo, envuelve a quien lo ejerce, en las vivencias más apasionantes, emotivas y cambiantes que ninguna otra profesión proporciona.

Tal vez ello, o la dinámica misma del ejercicio, soslaya el hecho que reiteraron los profesores cuando preguntaban: ¿Quieres ser periodista? ¿Y…de qué vas a vivir? Tanto la pregunta como la inefable misión que cumple el periodista, siguen siendo vigentes en medio de la modernidad y de las exigencias del mundo hiperconectado de hoy.

Es el periodismo de siempre…y nos honra.

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