La reputación nos habla de trayectoria y junto al prestigio, se convierte en una referencia de incalculable valor que sustenta la imagen de una persona o empresa. Cuidar, proteger y preservar una buena reputación es la clave de nuestro negocio.

Contrario a otros tiempos, cuando la reputación (positiva o negativa) dependía principalmente de la actuación de las personas o las empresas, y la amenaza de terceros tenía una trascendencia limitada, en estos tiempos se ha potenciado enormemente.

Esto puede explicar que hayan surgido servicios que se encarguen de borrar o limpiar la reputación digital. Desaparecen el historial de aquello que empaña el prestigio de una persona u organización en el mundo digital y permite atenuar el impacto de campañas de difamación o de desprestigio, donde casi siempre están involucrados intereses políticos, económicos, etc.

En un plano más cotidiano una fotografía, un comentario  puede convertirse en una huella molesta al ser utilizada de forma aislada para desacreditar o mostrar el lado informal de alguien, ocasionando daños graves a la reputación.

El afán por documentarlo todo y de exponer detalles en las redes que pertenecen al entorno íntimo, puede terminar convirtiéndose en un rastro del cual no sea fácil deshacerse.

Los jóvenes, en especial, suelen publicar imágenes y comentarios sin ningún tipo de filtro;  desconociendo que parte de ese historial puede convertirse en una huella no deseable al ingresar al mercado laboral o simplemente, al iniciar una nueva relación de pareja. La mayoría de los departamentos de Recursos Humanos, por ejemplo, revisan el perfil en las redes de los candidatos a un cargo,  pues es una fuente que brinda información valiosa para facilitar la toma de decisiones.

Es casi un hecho que el gobierno de los Estados Unidos va a revisar el perfil de las redes sociales de todos los extranjeros que pretendan ingresar al país ¿Se trata de una medida preventiva o coercitiva?  Más allá de la respuesta, puede afectar a muchos que hayan expresado sus posturas políticas apasionadas vinculadas a un momento particular de sus vidas y que no necesariamente expresa la realidad.

Mientras tanto, Internet guarda datos y pistas que pueden resultar muy difíciles de borrar. Y  la aparición en el mercado de estas empresas de “Cleaning digital” dirigidas más a quienes puedan pagarlo, servirá para limpiar el historial de desprestigio de personas inocentes -o no- sobre lo que se exponen en esa gran vitrina global que es Internet.

 

Acaso… ¿No es esto previsible?