Para el mundo que profesa la religión católica y numerosos librepensadores, ya la modesta monja “trabajadora de la Misericordia” en el mundo entero, es Santa Madre Teresa.   Al cumplirse quince años de su muerte, la Madre Teresa de Calcuta  entregada a brindar amor y cuidados a enfermos, huérfanos, discapacitados, indigentes y moribundos, llega a los altares.

“Por sangre y origen soy albanesa.  Por mi vocación pertenezco al mundo entero, pero mi corazón pertenece por completo a Jesús”  … Y su fe como su obra se extendió por el mundo en  más de seiscientas misiones de caridad y más de ciento veinte países.   Fue en Venezuela, (Cocorote, Estado Yaracuy) donde fundó su primera congregación, fuera de La India.

Su trascendencia superó las controversias que despertara su relación y donaciones de gobiernos y poderosos personajes.  Y no es que hiciera caso omiso de ellas sino que no cesó en su tarea destinada a dar aliento y apoyo a quienes lo necesitaban.  “Para nosotros -aclaraba-  no tiene importancia la fe que profesan las personas a las que prestamos asistencia.  Nuestro criterio de ayuda no son las creencias sino la necesidad”.

Así llega a los altares la religiosa Premio Nobel de la Paz que dedicó su vida a consolar, enseñar y ayudar a los más pobres entre los pobres…Pues  son éstos los más necesitados de amor.

“Hoy día está de moda  hablar de los pobres, por desgracia no lo está  hablarles a ellos”