Hace unos días leí un artículo basado en el testimonio de tres profesionales, sobre las bondades de trabajar sin cobrar.   Algo que todos, en algún momento de nuestro ejercicio profesional, nos ha tocado hacer. En esencia  el texto planteaba que el hecho de no recibir un pago monetario, no necesariamente implica falta de compensación.

En ello coincidimos plenamente.  Cuando de forma individual o como empresa, colaboramos con un proyecto por el que no cobramos, es, definitivamente, un proyecto en el cual creemos y nos llena de satisfacción, asumirlo.  Eso en principio, es ya una compensación…

Esa compensación intangible es superior al valor que pudiera tener ese trabajo, pues por lo general, ésta se traduce en prestigio, reconocimiento, visibilidad y crecimiento personal.

Términos como trabajo colaborativo, ecosistemas de colaboración presentes en el artículo citado, dicen mucho de la flexibilidad y de la disposición que los tiempos exigen, así como de la voluntad de crecer y aprender.  Esto es frecuente entre jóvenes profesionales o no, que para ganar experiencia aceptan trabajar gratis.  Igualmente ocurre con algunas empresas que ofrecen servicio de manera gratuita por mera satisfacción o apostando a nuevas oportunidades… Siempre habrá compensación!